top of page
Campos verdes

Soledad, bendita seas

  • Foto del escritor: Facundo Daireaux
    Facundo Daireaux
  • 28 ene
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 9 feb

"Soledad, aquí están mi credenciales".
"Soledad, aquí están mi credenciales".

“Soledad

Aquí están mis credenciales

Vengo llamando a tu puerta, desde hace un tiempo

Creo que pasaremos juntos temporales

Propongo que tú y yo nos vayamos conociendo

Aquí estoy

Te traigo mis cicatrices

Palabras sobre papel pentagramado

No te fijes mucho en lo que dicen

Me encontrarás en cada cosa que he callado”.

Palabras del Gran Jorge Drexler.


Estar bien solos es muy nutritivo y sanador. Nutre nuestro alma, sana nuestro corazón. Nos llena el tanque del amor propio. Nos enfrenta al miedo a estar solos, al miedo a quedarnos afuera, que típicamente tapamos con “nicotina social”.

Propongo un ejercicio: del 1 al 10, ¿cuanto disfrutas de estar con vos? ¿Cuanto te disfrutas?

Y no me refiero únicamente a estar físicamente solos, sino también hacer cosas solos que normalmente haríamos con otros, como salir a comer, ir al cine, o hasta salir a bailar.

Esto último puede generar incomodidad e inseguridad, pero cuando nos conquistamos a nosotros mismos en esas circunstancias puede ser muy reconfortante. También nos hará muy conscientes y permeables a percibir cómo nos sentimos, y muy probablemente evidenciará trabajo interno por hacer.

Creo que el peor escenario es pasar tiempo con otros por no poder estar con nosotros mismos. Decir que sí, por no saber decir que no, socava nuestra autoestima.

Si del 1 al 10, digamos que estar solos es un 2, porque no toleramos la soledad, casi cualquier encuentro con otros nos elevará la vara.

El desafío que propongo es doble. Implica, por un lado, desarrollar nuestra capacidad para estar o hacer cosas solos. Y, por el otro, una vez que aumente considerablemente el disfrute de nosotros mismos y nuestra soledad, buscar encuentros que estén por encima de ello. Si logramos, supongamos, que estar con nosotros mismos sea un 8 sobre 10, lógicamente no elegiremos un encuentro con otros que esté por debajo. Entonces, en ese caso, vamos a preferir estar solos. Bienvenido sea. Estaremos mejor.

Lógicamente esto no aplica para aquellas circunstancias en donde tenemos compromisos que atender o decidimos, por amor, acompañar a alguien en su encuentro con otros.

Tener relaciones que realmente nos nutran y nos hagan bien será un desafío. Pero el resultado no puede ser mejor. La pasaremos muy bien con nosotros mismos, e igual o mejor con la gente con la que elegimos compartir nuestra vida.

Soledad, bendita seas.


 
 
image_edited_edited.png

La Nativa Reflexiones

image_edited_edited.png

Madrid, España

Suscribíte para recibir lo que escribo

bottom of page