A Propósito de una Vida con Propósito
- Facundo Daireaux
- hace 11 minutos
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¿Cuánto buscamos el propósito en nuestra vida?
Si a todo lo que normalmente nos pasa buscamos darle un sentido para atravesarlo, un significado, sea en la dimensión que sea, entonces necesariamente debemos también darle un significado y un sentido a nuestra vida, un sentido a la vida que verdaderamente queremos tener. Pero de forma activa, no pasiva. Es decir, no sólo receptiva frente a lo que nos ocurre, sino proactiva frente a lo que queremos que nos ocurra, además o a pesar de lo que “nos ocurre”.
Típicamente transitamos aquello que nos pasa como una “señal” externa de lo que debemos aprender como personas. Esta actitud es válida e incluso necesaria. Y hasta deja entrever que efectivamente buscamos un propósito detrás de las cosas. Si no, ¿aprender para qué? ¿Hasta qué punto queremos que lo que “nos ocurre” nos ocurra y así aprender? Quizás, acaso, simplemente nuestra mente necesita apoyarse en algo que no controla y que la excede (la explicación a lo que nos ocurre) para descansar en paz.
Aprender de aquellas cosas quizás es el mecanismo a través del cual construimos nuestras fortalezas como personas frente a lo que posiblemente seguirá ocurriendo y que no controlamos. Más que pensar que las cosas ocurren para enseñarnos algo, diría entonces que aquellas cosas sencillamente ocurren, y nosotros debemos internalizarlas y aprender de ellas como única opción si queremos ser mejores personas y transitar lo que siga viniendo con mayores herramientas.
Sea cual sea la lectura que hagamos del universo y de cómo se compone la relación de causa y efecto, lo cierto es que como personas buscamos otorgarles un sentido a las cosas, por naturaleza.
Pero solemos ser mucho mas pasivos que activos frente a eso. Es decir, primero las cosas ocurren, y luego nosotros aprendemos de ello intentando atribuirle un sentido que nos permita transitarlo con mayor armonía y templanza.
Pero debemos ser proactivos, y nosotros atribuirle un sentido y un propósito a nuestra vida y a lo que queremos que ocurra en ella para que así sea.
Me pregunto permanentemente si las decisiones que tomo me acercan o me alejan del sentido que le quiero dar a mi vida. Porque sí estoy seguro de que la vida que tenemos tiene un sentido. Y como somos todos distintos, con virtudes y talentos diferentes, cada uno tendrá un significado que encontrar para su vida. Pero intuyo que ese propósito no viene servido en bandeja. Hay que salir a explorar y, sobre todo, entrar a explorarse. Eso, por empezar, ya comienza a darle sentido a nuestras vidas. Conocernos. Desmenuzar cada aspecto nuestro y mirarlo de frente.
Para lograr la vida que queremos, primero debemos saber qué queremos. Si queremos darle propósito a nuestra vida, primero debemos saber cuál es nuestro propósito.



