Sobre el Amor Propio y el Culto al Sacrificio
- Facundo Daireaux
- 27 ene
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 9 feb

Esta reflexión empieza con el siguiente cuento:
Un hombre y una mujer caminan en la misma dirección, separados por un muro infranqueable.Él es un luchador de gran entrega y determinación, acostumbrado al sacrificio. Ella es acreedora de una belleza sin igual. Cautivante, provocativa, hipnotizante.Mientras caminan, logran verse entre algunos agujeros que atraviesan el muro. Se pierden en sus miradas, se atraen profundamente. Caminan sin verse, luego se reencuentran, en miradas cada vez más intensas. La atracción es creciente, y el deseo hace lo suyo. La pasión recorre sus venas. Caminan más rápido, en busca del siguiente agujero, esperanzados en cruzarse una vez más, y una vez más. La mirada ya no es suficiente. El deseo pide más.El hombre, decidido a cruzar el muro para estar con ella, encuentra finalmente un agujero de mayor tamaño, y se arriesga a intentarlo. No hay manera, no hay lugar suficiente. Pasa una pierna, luego un brazo y su hombro. Pero aún intenta pasar su cabeza y el resto de su cuerpo. No es posible. Aunque, determinado a pasar motivado por el encuentro, decide cortarse una oreja. Ahora sí, logra con ello pasar su cabeza. Solo le falta su otro brazo y su otra pierna. Ya falta poco. En un movimiento brusco, pasa su brazo, aunque con ello su hombro queda inválido. Con ello, logra pasar su otra pierna.Ahora sí, finalmente, ensangrentado, con una oreja menos y un hombro inválido, se produce el tan ansiado encuentro con ella.
Ella, desilusionada, lo rechaza.
Le gustaba cuando estaba entero…
Reflexión
¡Amor propio, carajo! Que nada vale si no nos amamos y cuidamos a nosotros mismos. Si para “amar” a otro hay que violar nuestros límites, hay que lastimarnos, hay que sufrir, eso no es amor; es precisamente lo contrario, es desamor. Es desamor propio.
Para amar, antes hay que amarse. No se puede dar lo que no se tiene. Siguiendo el hilo, también amar a quien no se ama a sí mismo es desamor propio. Porque significa que amamos a alguien que no puede amar y que, por lo tanto, no nos ama. No se puede dar lo que no se tiene…Amor propio, ¡carajo! ¡Al carajo con el muro! ¡Al carajo con los agujeros! Lo bello del amor está en la aceptación de quienes somos, ni más ni menos. Aceptarnos a nosotros es parte del respeto a nosotros mismos. Si tenemos que fingir quienes somos, o encorsetarnos para adaptarnos a alguien que no nos acepta tal cual somos, no estamos siendo fieles a nosotros, y eso tiene un costo. De la misma manera, debemos poder aceptar al otro como es. Si no podemos, no es por ahí, porque implicará un esfuerzo que acabará por alejarnos de quienes somos. El trabajo interno debe ser tolerable.
Definitivamente estar con otra persona, pasar tiempo juntos, o compartir un proyecto de vida, implicará un trabajo interno por hacer sobre nosotros.
¡¡Y definitivamente vale la pena si así lo consideramos!!
Vale la pena jugársela por amor. Vale la pena mejorar la comunicación, vale la pena mejorar el respeto mutuo, vale la pena el trabajo interno para estar con una persona que amamos. Pero debe ser tolerable. Debemos respetar nuestros límites. No sólo por amor y respeto a nosotros, también creo que lo mejor que podemos hacer por quienes queremos amar es antes aprender a amarnos a nosotros mismos.
No se puede dar lo que no se tiene… Si queremos dar amor, empecemos por dárselo a nuestro corazón.



