El Costo de Soñar

“Soñar no cuesta nada”, nos dijeron. Están locos!! Nada más caro que soñar!!

A medida que crecemos vamos notando que la vida se pasa rápido, cada vez más rápido. Como si tuviéramos un reloj biológico que nos estuviera queriendo decir algo. Y si no te lo dice tu reloj, te lo digo yo: la vida se va y, si no me estoy perdiendo de nada, tenemos solo una. Después nos guardan en un cajón a juntar polvo.

“Soñar no cuesta nada”, nos dijeron. Están locos!! Nada más caro que soñar!! Lo pagamos con nuestra vida, viendo pasar nuestros sueños y quedándonos con la vida que “nos tocó”. Como si el cumplimiento de nuestros sueños fuera cuestión de azar o estuviera a cargo de otro, o de un destino ajeno a nuestras elecciones.

La vida es muy corta para ser conservador. No hay nada que conservar, nuestra vida es menos que un suspiro en la historia (y a nadie le importa demasiado lo que hacemos con ella).

Tomar riesgos, lanzarse a la aventura, nos llena de vida. Está en nuestra naturaleza, estoy convencido. Lo experimenté tanto cuando perdí mi vitalidad como cuando la recuperé.

Andá en busca de la vida que querés tener. Transformá tus sueños en objetivos, con audacia, pero también con determinación, tenacidad, actitud, y alegría. Tomá los riesgos que haya que tomar, que además te vas a divertir. Y al final, es tu vida, ¿no?

Si tenías alguna duda, esto no es un discurso simplista de “ir por tus sueños”. Todo lo contrario. De hecho, lo fácil es conformarse con la vida que nos tocó. Si te vas a tener que romper el culo de todas maneras, mejor al menos hacelo buscando la vida que queres tener.

Vamos, dale, que corra sangre por tus venas!!

Ponele música a tu vida, saboreala, que vale la pena cada segundo cuando la vivís así.